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21 Sin embargo, si tú has advertido al justo de que el justo no debe pecar, y él no peca, ciertamente vivirá porque aceptó la advertencia(A), y tú habrás salvado tu vida».

22 La mano del Señor vino allí sobre mí, y Él me dijo: «Levántate, ve a la llanura, y allí te hablaré(B)». 23 Así que me levanté y salí a la llanura; y la gloria del Señor estaba parada allí, como la gloria que yo había visto(C) junto al río Quebar(D), y caí rostro en tierra.

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